Que somos sin el otro?


(Foto: Gustaff Choss)

Qué somos sin el otro?

Qué somos sin amigos?, que compartan sus risas, broncas y sueños con nosotros. Qué somos sin familia?, que nos proteja y ayude. Qué somos sin madre o padre?, que nos den la vida y nos hagan crecer fuertes. Qué somos sin una pareja?, que nos quiera y nos acompañe en la vida. Qué somos sin los hijos?, que prolonguen nuestra existencia más allá de nuestra vida y le den su destino natural.
Qué somos sin el otro? Nada.

Pero no somos nada de verdad, dejamos de existir, desaparecemos. Tan seguros que nos sentimos de nuestra individualidad, que no nos damos cuenta que la ausencia del otro nos extermina como individuos. Piensen, que seríamos sin los otros para recordarnos? Nos quedaríamos sin nadie que atestigüe nuestra propia existencia. No habría nadie que sepa lo que sufrimos, lo que disfrutamos y nada de lo que hicimos. Toda nuestra vida desaparecería, porque sólo somos si lo compartimos.

Piensan que estos nichos digitales nos salvan del olvido? Piensan que estas redes de éter, con sus billones de fotos y videos y letras de colores nos salva de desaparecer? Piensan que si mueren mañana serán las redes las que atestigüen sus grandes dolores y placeres, sus luchas y obras?

No.

En esta urdimbre infinita de bits no somos más que polvo cósmico vagando por la galaxia, hundidos en materia oscura. Muy pocos brillan, efímeramente, mientras billones permanecen invisibles en la basta oscuridad.
Sólo existimos verdaderamente en la realidad palpable de la carne y el alma, donde los corazones laten y sangran, donde los espíritus se congregan y disgregan, se unen y multiplican. 
Sólo existimos en esa red afectiva donde la vida crece y se multiplica. Sólo esa red nos da existencia. Sin esa red que forman los que nos quieren y los que queremos, nada somos, ni siquiera individuos. Apenas entes deambulando en lo efímero, como ánimas en pena, sin muerte, pero sin corazón ni cuerpo.

No hay hombre sin humanidad.
No hay persona posible sin los demás.

Vinimos a la vida porque una red de sentido nos creó, nuestro objetivo en la vida es agrandar esa red. Multiplicar los signos, multiplicando los afectos. Este mundo sin nuestro corazón detrás se cae a pedazos, como eslabones sin lazos alrededor. Cada uno de nosotros depende del otro para existir, pero no "un otro cualquiera", sino alguien que nos quiera.

Qué somos sin el otro? Nada. 
Qué queremos ser? Algo que valga la pena ser querido por los demás...



Rodrigo Conde




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