Te extraño



Te extraño
gritó mi silencio...
con el cuidado
de que el aire que fecundo
diga siempre lo que siento
con los alfileres punzantes de lo que creo

Todo pasa por este tamiz de las palabras,
creador de planetas narrados y planetas latentes
laberintos de monemas, bibliotecas,
tanto futuro y tanto ahora apenas ausente
Extrañarte, que mis más bellas metáforas
sean las que todavía no he escrito
o tal vez, las que nunca escribiré
Añorarte, tener tu cuerpo a mi lado
y no saber cómo puedo pronunciarlo

Lo tendré que empezar a aceptar?

No ser ese gigante de miles de brazos
capaz de erigir con su genialidad
el imperio filosófico del caos
Que mi poética no pueda abarcar
la gramática que explicite mis entrañas
para que al menos la filología comprenda
porqué no puedo ni siquiera nombrarte

Cuánto quisiera, confieso,
abrir la boca y que salga
como de una herida sangrando a borbotones

Pero te extraño grita mi silencio
y la palabra se escapa, se pierde
Oh, mis más voluptuosas rameras,
alas, perras volátiles!
justo cuando más las preciso
se me derriten en la noche icárea
y tirada entre mis arropos de glosa
tú eres un cuerpo de augurio con mudos ensueños

Tanto futuro y tanto silencio
Tantas palabras y desencuentros

La leche en la cara
el espíritu en la terraza, astral atalaya
los muertos como sombras serpenteantes en los jardines
las sábanas rotas, ácaros inertes del ansia
el moho obseso y las monedas austeras, esquivas

Eres delgada ante mí, adentro de mí, fina

Millares de vocablos
mundos inmortales y ciertos
pero también el silencio
ante tu estrella sin nombre
que brilla y me quema, recalca
que también es cierto que una palabra
evitará por siempre tu mágica inexistencia,
un mortuorio silencio



Rodrigo Conde

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