Nudos gordianos



Ya no duermo por las noches, me desvelo porfiando con las palabras, los números y los signos, tratando de que encajen de alguna manera en un espacio determinado. A veces pareciera que la vida no es más que un cubo de Rubik y que nos devanamos los sesos tratando de que todo quede en su justo orden. Yo no logro resolver el laberinto de mi alma y sigo girando los ejes que hay en mi interior, buscando compaginar todas las caras. A veces me pongo eufórico con mis pensamientos, porque creo haber hallado alguna clave; y muchas veces me decepciono, porque no logro hacer que los códigos funcionen en la realidad como lo hacían en el hipertexto imaginario. 
He leído por ahí que el día que abandonemos la exaltación, la desesperanza y ese péndulo que nos lleva del deseo al hastío, podremos hallar la paz que nos permitirá poner todas las partes en orden. No lo sé, pero estoy empezando a creer que quizá la clave del acertijo es dejar de intentar resolverlo…
Supongo que para vivir de verdad no hay que ser poeta, hay que ser un hombre de actos más que de palabras. Pienso que hay que ser como Alejandro Magno, que ante el carro atado con nudos imposibles, en vez de intentar desatarlos, simplemente sacó su espada y cortó la cuerda, quedándose con el carro. 
Nuestros pensamientos no son más que nudos gordianos, pero no vinimos a este mundo a resolver acertijos, a solucionar el caos. Vivir, estar vivos, pasa por otro lado.



Rodrigo Conde

Comentarios

  1. "la vida está en otra parte", dijo Rimbaud. Y yo adhiero porque prefiero un punto de vista distante del fragor mundano, y tener a la muerte como consejera

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