Carta para mi hijo






Para Federico, conquistador y poeta:


Podría decir que serás dueño de tu propio destino, pero el tiempo me ha enseñado que no somos dueños de nada, que el instante deja de ser nuestro apenas se va.
Podría decirte que tu voluntad te abrirá todos los caminos, pero no es verdad, hay cosas que el destino marca y no se pueden cambiar.
Podría decirte que sos totalmente libre de escribir tu propia historia, pero nos estaría engañando: tu historia es la continuación de la nuestra, como la mía es la continuación de la de mi madre y la de mi padre, aunque se haya bifurcado en direcciones inimaginables.
No puedo anticipar que dirección tomará tu sino. Sueño, sueño tantas cosas, inmensas, grandilocuentes, como siempre lo han sido mis sueños.
Siempre he sido un maldito grandilocuente, fantaseando con imágenes más allá de mi vista. Pero esas imágenes que intuía luego aparecieron frente a mí, eso que soñaba ahora es realidad. Años pasaron, mucho sudor y llanto, pero al final no eran espejismos esos lechos de agua que vi a lo lejos.
Sé que hay un orden superior, sé que el universo marca ciertos caminos y a nosotros nos queda la opción de aceptar alguno de ellos o vivir a la deriva. Valiente es el hombre que acepta finalmente el destino que el universo le dio, sin importar cual sea.
Ojalá yo pudiera soñar cual será tu destino, para evitarte los cientos de naufragios que yo pasé, ojalá pudiera yo ahorrarte algo del dolor que sentirás, ojalá pudieras entenderme para que todo lo que sufrí/aprendí te sirva de algo a vos.

Vos, vos. La historia que empieza a escribirse ahora es la tuya, yo acaricio las hojas, siento la fascinación de un nuevo libro, contemplando los dones del universo. Él sabía que vos ya estabas en mi destino, él sabía que Federico ya estaba entre las letras de Rodrigo. Fui yo el que tuve que pasar tantas -tantas- cosas para estar listo para este momento. Listo para vos.
Tan ínfimo soy ante la ley del universo, yo que siempre luché con rabia contra cualquier cosa que quisiera dominarme, siempre estuve rabioso, pero ahora contemplo los dones que el universo da cuando todo se acomoda y se ordena, cuando todo tiene sentido.

A veces siento una especie de terror al no saber que pasará, pero cuando miro para atrás y me pongo a recordar por todo lo que pasé y de la suerte que tuve de no quedar en mil pedazos, sonrío feliz, porque me doy cuenta que yo soy parte de una historia más grande, una historia que aún no terminó de contarse, una historia que el destino quiere que se siga contando a través de vos, en tu libro.

No tengas miedo, hijo, el mismo universo que me cuidó y dejó que siga vivo es el que te cuidará a vos. Realmente no sé que pasará, pero en mis sueños te vi, Federico, conquistador y poeta.





Rodrigo Conde


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