El imperio



Veo el horizonte y viene un alazán negro, atravesando los campos del imperio y de las flores, hay un castillo de cristal en mis sueños, rodeado de corazas de fuego, el animal no tiene miedo, me aplasta con sus cascos de oro y me vuelvo uno en su mirar. Qué triste es el mundo bajo los ojos de los hombres que temen, soy un animal ahora, libre de toda maldad. Ya no pienso, sólo existo. Salto el río de fuego, tomo el cristal, doblo el hierro, oigo la mujer que gime de felicidad y me dice las palabras que no podré olvidar, veo como se derrumba el castillo, se hace añicos bajo los cascos de oro. Soy el cristal destrozado, soy el fuego, soy el caballo sin miedo… no necesito sueños, todo está dentro mío, yo soy el castillo, el imperio soy yo.



Rodrigo Conde

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