Errores






Siempre creemos que los errores suceden porque nos distrajimos, porque no pensamos bien, porque fuimos demasiados impulsivos o porque perdimos la razón... Sin embargo, no creo que sea siempre así, creo que muchas veces cometemos los errores porque al menos una parte de nosotros quiere cometerlos. En el fondo, algo en nuestro interior quiere equivocarse.
Supongo que eso ocurre porque nos da miedo lo que nos puede pasar si hacemos las cosas bien, sin equivocarnos. Sé que parece ilógico, pero nuestra mente funciona muchas veces así. Estamos acostumbrados a que las cosas no salgan bien, a no tener lo que queremos, pero el problema es que ante la posibilidad de que finalmente lo consigamos, nos asustamos, porque en el fondo nos da pánico tener lo que queremos. Vivimos buscando cosas, nos gusta buscarlas, pero nos da miedo encontrarlas, porque ahí se acaba el juego, ahí empieza la responsabilidad de cuidar lo que conseguimos.
No pasa por tenerle miedo a la felicidad, porque es imposible para la mente humana aceptar la idea de ser feliz. Decir "tengo miedo a la felicidad" es solamente usar una frase hueca que suena bien, pero no explica la realidad. Tenemos miedo a conseguir lo que queremos, sí, porque eso implica atarse a algo, entregarse, y aceptar irremediablemente que nos dolerá mucho cuando eso se vaya o deje de estar.

Nos da miedo sufrir. Sufrimos cuando no tenemos a quien queremos pero más sufrimos cuando lo tenemos, porque somos vulnerable ante él, porque nos mataría su ausencia o su rechazo.

Hay muchos que vivimos así "buscando todo el tiempo algo que nos da miedo encontrar". Vivimos constantemente en contradicciones como esas: una parte de nosotros lo quiere, con todo el corazón, pero otra parte no soporta el terror de hacer las cosas bien, de entregarse de verdad, de encontrar la persona correcta, de querer sin más. Creo que somos muchos los que vivimos con un poeta en nuestro interior disputándose con nuestra bestia el dominio del alma.
Pienso en todos los errores que cometí. He pensado en ellos durante noches enteras, sin poder dormir, tratando de recrear en mi mente cada momento, cada suceso, para llegar a ese instante previo al error, congelar la escena y empezar a sollozar en la cama, repitiendo una y otra vez: "que sea una pesadilla, por favor, que sea una pesadilla todo lo que pasó". Pero no, el pasado no se puede cambiar. Lo hecho, hecho está y los errores no se pueden arreglar. 
Por mi parte, he sido el culpable de los errores que cometí. Y la culpa fue toda mía, esa es la verdad. Por mi parte -tengo que confesar- me da terror que me lastimen... por eso nunca dejo solo al poeta y siempre llevo conmigo a la bestia, para que lo defienda. Tengo miedo a que me lastimen y por eso ataco. Cuanto más me importa una persona, cuanto más la quiero, es cuanto más cerca estoy de cometer un error y herirla. Porque si quiero de verdad me siento vulnerable y sé que me dolerá mucho si ella falla. Por eso prefiero fallar primero yo. 

Somos como animales, supongo, ante el miedo de morir preferimos matar.

Sólo ruego que no llegue un día en que finalmente mi bestia devore al poeta y que con él se vaya toda la belleza que podía haber en mí. Ojalá que no llegue el día en que me diga "ahora sólo eres un animal" y que con ella se vaya mi última esperanza de ternura y bondad. Ojalá que nunca tenga que decir "hasta que no te perdí no supe lo importante que eras tú en el gobierno de mi alma". Ojalá que ella entienda cuanto la quiero para equivocarme así.







Rodrigo Conde

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