Vuelvo al cielo una vez más



Vuelvo al cielo una vez más
        soy un intruso
No tengo tiempo para perder
        soy ilusión
Vuelvo al cielo una vez más
        pasajero sin puerto alguno

Mañana volveré a morir y renaceré
porque el infinito es mi hogar y la vastedad del espacio
el portal de mi vida-muerte
Las partículas esenciales que componen el todo
me constituyen en su expresión más simple
haciendo de mí una manifestación mínima del dios superlativo

Yo que nazco del magma de la divinidad
volveré a ser ella
porque ya está en mí esa potencia
Yo que soy deseo
volveré al fuego
que es la madre que pare en nuestro interior
el volcán de la inmortalidad

En el mar de mi deseo
podría dejarme arrastrar
en lealtad con el destino y el poder de su naturaleza
Podría ser el acto en carne de todo ello
        libídine, celo, promiscuas esculturas
Pero en qué me transformaría si mi empresa tuviera éxito?
nada más que en otro tirano del placer
otra bestia en el libro de los sádicos onanes

En el mar de mi deseo
podría dejarme arrastrar                                                             eso sería bello
erradicar la mentira del bien y el mal

O podría hacer de la razón
un dique infranqueable
que detenga la salvaje vorágine,
deseo... deseo... oh maldito

Pero acaso es posible detener el mar?

No importa si gano o no a la naturaleza,
aun si sobrevivo, mi sombra se volverá un patético duelo marchito
mi caminar, el otoño de un pasto agrietado entre pastos resecos…

Nada más imposible que negar la violencia de las almas
y aunque ante sus cualidades
la genealogía del bien y el mal no tiene cabida
se puede hallar el peor de los desdoros en mis profundidades
Mas no importa
yo lo quiero, porque es mío
y yo soy lo único que tengo
más allá de todo este montaje de vidrieras y nomos
en esta soledad del eterno

El camino del asceta es posible
como una estrofa que puede ser escrita,
pero nunca tendrá rima entre estas páginas
que son como la biblia del placer
que son la teología del placer
que son cada visión y cada acto regido por el principio del placer

Nada más, después de eso, puede importar

Porque del placer nacemos y al placer volveremos
volveremos a la terrible libertad!

Navegamos sobre nuestras fantasías
espontáneas y horrorosas
No tenemos miedo de nosotros mismos,
aprenderemos a gobernarnos
y así, seremos libres
aprenderemos a ser piratas insensibles
en la tempestad de nuestros deseos
y sabremos robarle a la vida su tesoro más preciado,
sabremos hacer de la razón un timón

que domine sobre nuestros océanos                                             demoníacos
y seremos perfectos
en la total expresión
de nuestros sueños y deleites


La razón será nuestro guía, nuestro mero súbdito
ya que sabemos que hay otras formas de conocimiento,
nuevos cristales que nos acerquen otras realidades                        el sueño


Aprenderemos la brujería
Develaremos los hechizos
Jugaremos con la magia oculta dentro nuestro
y crearemos una nueva belleza para la fantasía





Rodrigo Conde

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