Tiempo y distancia



Fue una esquina, como otro vértice más en esta laberíntica ciudad, un cruce de rectas infinitas cortadas por un punto en común. Pronto iba a estar yo merodeando las puertas, esquivando a la gente, mirando hacia abajo, peleando con un hombre en otra esquina, sacando una moneda para tender una mano a un desconocido, mirando los mapas y perdiéndome, caminando de más, desorientado como siempre.
Pero fue en una esquina donde supe que un destino espera su tiempo de ser, como un alma espera volver a nacer...

En otro momento quizá me enredaría en las hipótesis filosóficas de mis versos o en las dudas metafísicas de un ser atormentado por espíritus. Y podría decirte, podría escribirte: "no sé, hay tantas cosas que nunca sabré" o "no sé que se puede hacer, no hay acción que trastoque los actos"…
Pero no, esta vez mi mente cavilosa no tiene dudas, esta vez las cosas, los actos y los hechos son simples y es porque mi corazón lo afirma con demasiada fuerza

Cómo pocas veces sé perfectamente que es, que fue y que ha de ser...

Fue en una esquina. Había alrededor todo un mundo de causas y efectos desencadenados, pero el ciclo de acciones que nos llevaron a esa esquina terminaban ahí y no había más eslabones que seguir que aquellos que daban comienzo a otra historia.
Fue en una esquina que dije tu nombre justo antes de que te fueras. Veía que me dejabas una vez más y aunque estaba desesperado por frenarte tuve la lucidez de entender que el movimiento de los ciclos nos llevaba de un pasado de sueños a un conciso futuro.

Y ahora repito hacia dentro tu nombre secreto y abandono la filosofía de los entreveros y me pierdo en la poesía y la música de ese nombre que es el tuyo:
Cierra los ojos, dulce, y siente... cierra los ojos y podrás ver lo que ocurrirá, es algo que crece en el éter, es una simiente a punto de ser, es algo que va a suceder, como una tormenta, como un eclipse, como un cometa brillando en la oscuridad, a punto de caer.

Recuerda que fui yo quien te abrazó y extendió las manos y te sintió. Yo fui quien respiró tu perfume y se estremeció. Yo fui quien rozó tus labios y casi saboreó. Soy yo también el que tiene que decirte que entre nosotros algo va a nacer...

Ay, dulce, no sabes que triste y hermoso es soñar contigo: tener tu imagen en mi cama, entre mis sábanas, durmiendo conmigo en una noche interminable. Hace tiempo que te tengo en mis sueños y lo sé, se me ha hecho un necesario castigo tener que despertar.
Dulce, no imaginas cuanto ansió poder algún día no tener que decirte: "hoy soñé contigo, hoy quise estar contigo, hoy te abracé en un sueño".
Cómo ansío que estés a mi lado para que soñar contigo sea redundante o no sea, al menos, necesario...

Cuánto tiempo dista entre un sueño y una realidad?, cuánta distancia hay entre "un destino que será" y "vivir nuestro destino"? Ojalá que ese tiempo y esa distancia sea lo que hay entre este hoy del "no te tengo" y el día en que finalmente sea "te tengo conmigo". El destino está aquí, dulce, es nuestro, acaso solamente yo puedo verlo?

Está en ti ahora el cuándo recorrer esa distancia, ese camino que es tu destino, yo aquí te espero, porque el tiempo es una dulce tortura...





Rodrigo Conde

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