El traidor y su arte




Siempre escribo estando tranquilo, con el río quieto luego de que ha pasado la tormenta. He creído que de esa forma puedo tener una mejor perspectiva de los hechos, permitiéndome una mayor capacidad de reflexión. Siempre escribo motivado por vivencias personales -tengo que confesar- pero en todos los casos he querido subsumir esas vivencias a una reflexión literaria: a veces ensayística, a veces existencial, a veces insipientemente filosófica. En todos los casos he priorizado el hecho poético ante que lo meramente biográfico.
Como alguien me dijo una vez, la necesidad testimonial es algo muy fuerte en mí, mi necesidad en definitiva consiste en encontrar en mi propia existencia algo valioso de destacar, guiado por la firme convicción de que “la vida de cualquier hombre es una historia digna de contar”. De todos modos, desde que tengo uso de razón, mi búsqueda ha sido que día a día mi vida no sea una historia ordinaria y cotidiana, sino que he luchado con todas mis fuerzas por hacer que mi vida sea algo extra-ordinario.
Por lo que no he confesado, más que por lo que he narrado, creo que mi vida ha sido una suerte de aventura extraña, una suma de sensaciones intensas, tan placenteras como dramáticas.
Si muchos años atrás me hubieran dado a elegir entre la vida que he tenido y una vida segura y tranquila, yo no dudaría ni un instante en elegir el exquisito dolor de todo lo que he vivido.

Ahora me encuentro en el capítulo final de una historia que he estado años escribiendo día a día con la tinta de mi sangre. Una historia que seguramente con el tiempo lograré plasmar en forma de letras precisas. No será difícil, porque desde que comenzó yo sabía que tenía las características extraordinarias que una novela amerita, y así la viví: literariamente.
Ahora ya no tengo a la poesía para protegerme, ni puedo cubrirme con la métrica o la metáfora, ahora estoy desnudo ante la hoja y no me queda otra que decir lo que siento, descarnándome en cada palabra.

Que quede claro, soy un traidor sin ningún escrúpulo. Durante el transcurso de estas líneas y durante muchas otras que escribiré, trataré de convencerlos de que soy un criminal encantador. Pero no se dejen engañar por la belleza de mis labios, si hubiera una hambruna, no dudaría en comerles el corazón.
Creo que en definitiva toda mi literatura nace para justificar poéticamente mi condición de traidor. He logrado, con mayor o menor éxito, encontrar la belleza inherente a mis bestialidades, descubriendo significados profundos en las miserias del hombre o, quizás deba decir, en un hombre miserable…

Tú sabes realmente quien soy. Tú sabes que este escrito es para ti. No me importa quien más pueda leerlo, sólo esta escrito para ti.
El pudor me impide escribir tu nombre, el mismo pudor del que he carecido tantas veces a la hora de lastimarte. He soñado miles de veces como sería nuestra despedida y he fantaseado las más grotescas formas del amor, pero nunca se me hubiese ocurrido que simplemente no nos despediríamos, que nuestra última noche juntos no fuera un ritual de sacrificio, sino que sea simplemente la mentira de un “hasta luego” y después la llamada distante, coloquial. Obviamente que más tarde mentiré y diré que nuestro adiós fue un oscuro ritual satánico. Pero la verdad es que había llegado finalmente el día en que ambos estábamos demasiado heridos como para poder seguir viviendo los capítulos de nuestra novela.
No importa que la vida no nos haya dado un final digno de película, yo me encargaré de escribir el capítulo final que nosotros nos merecemos, para que tengamos nuestra justicia poética.

Muchas veces fantaseé con asesinarte. Así como muchas veces fantaseé con ultrajarte y degradarte hasta hacerte perder el más mínimo vestigio de orgullo, engañándote con promesas para lograr rebajarte al más patético objeto de placer. Quise destruir por completo todo lo que había creado, quise cobrarte uno a uno todos los instantes que te había dado. Confieso que fantaseé, en mis habituales noches de sueños inmorales, en convertirte en la esclava que siempre quise que fueras. Seguramente dentro de un tiempo describa pormenorizadamente cada uno de los actos que planeé para ti, pero por ahora solo puedo admitir que eran “indecibles”.
Estuve cerca de convertir en realidad la oscura novela trágica a la que iba encaminada nuestra historia, estuve cerca de llevarte al séptimo infierno con tal de darte un final digno de un mártir. Pensé uno a uno los actos y no tuve miedo en ningún momento, pero me arrepentí y ahí estuvo mi traición. Traicioné mi propia idea de darte la redención que te merecías. Convertir la vulgaridad de la vida que te queda en una muerte espléndida.
- Valía la pena arruinar una vida simplemente para tener unas hojas de un cuento triste y hermoso?
- Claro que si!, mil veces sí.
Pero me traicioné y dejé que nuestro final se extinguiera como se apaga un incendio cuando se devora todo el bosque. Se agotó simplemente el fuego cuando ya no tuvo más carne que lo alimentara. Era triste ver como las altas llamas de otros días estaban convertidas en negruscas cenizas, cubriendo la llanura con mínimas chispas, puntos dorados escondidos como ojos de fantasmas.
Éramos dos espectros besándonos en una habitación vacía, los hoteles ya no eran mas que cuartos cedidos temporalmente por algunos billetes y atrás habían quedado nuestras interminables noches de hoteles pobres que temblaban desde los cimientos por nuestros gritos y gemidos, ante la consternación de los inquilinos y extasiados lectores.
Dónde quedó el realismo mágico de nuestra novela?
Dónde quedó la metafísica de nuestros encuentros?
Donde quedaron las musas que me atizaban por dentro, calentando el hierro de mi imaginación, haciendo hervir la imagen de tu cuerpo en el centro de mi cerebro, en el punto más bajo de mis entrañas?
Simplemente se fueron, se perdieron para siempre. No volverán aquellos días de gloria anónima, de sórdidos tantras, de interminables pornografías… Dios!, nadie va a creerme cuando tenga que contarlo!, me llamarán mentiroso y aunque es verdad, tú y yo sabemos que es verdad pero no por eso. No por esas noches donde la divinidad estuvo haciéndonos cosquillas en la palma de la mano.

Pero todo se fue. Se fue para siempre. Y a mí solo me queda juntar las migas para tratar de vivir de recuerdos, o al menos, de forjar una escultura la mitad de digna que su original. Si sólo lograra hacer una escultura la mitad de parecida que la realidad, se trataría de una obra extraordinaria. Con sólo ser un artista mediocre que logre describir los hechos tal cual como ocurrieron, bastaría para hacer de nuestra historia una novela inolvidable. No necesito inspirarme demasiado para imaginar los capítulos, basta con describir fidedignamente lo que pasó, ocultando por pudor las exageraciones de algunas de nuestras noches e inventando un final que oculte mi traición a la poesía, para darle a la novela un desenlace acorde a la talla de su cuadro.

Me arrepiento, en verdad, de no haberte dado el final que hacía meses venia planeando, hasta tú habrías preferido esa tortura antes que esta civilizada forma de morir sin sangre, a la distancia, en silencio, sin pena ni gloria. Entre el dolor y la nada tu hubieras elegido el dolor, es verdad?, si, yo sé que si. Ahora que te acuestas en tu cama blanca sin mantas ni sábanas, recta en el centro, con los ojos abiertos mirando el techo, piensas por qué, por qué no te di muerte y te dejé viva.
Desde ahora en adelante verás como otros te quitan tu santidad, ajando tu cuerpo, que se desmoronará día a día en silencio, sin la oportunidad de tener un sacrificio literario, una muerte poética.
Ellos qué saben, no? Qué saben ellos de gloria, qué saben ellos?, que llaman placer a sus tibias caricias sin sentir vergüenza de que esa misma palabra sea lo que describía una noche en nuestra habitación, donde el matador clavaba cien veces su espada, sin poder darle muerte al toro, donde los judíos apedreaban a la ramera que reía entre las rocas, donde el lobo despedazaba al conejo blanco, la boa deglutía al ratón y donde el cristo perecía clavado en la cruz y resucitaba con el amanecer.
Podría pasar todos los días del resto de mi vida recordando los momentos de nuestra épica, asegurándome una sonrisa y una lágrima cada día hasta que me muera. Seguramente a partir de ahora viviré de recuerdos y seré como un patético narrador que recuerda sus aventuras en extrañas tierras desde la seguridad de su sillón en la sala principal de su casa. Contigo si que he vivido!, exprimí hasta la última gota del jugo de la vida, ese tan dulce que empalaga y tan amargo que hace entrecerrar los ojos. Yo he aprendido contigo que los días tranquilos en los que no sucede nada son días que se olvidan para siempre y que lo único que alimenta nuestra vida son aquellos días tormentosos donde el placer te desborda hasta convertir la lujuria en perversión y la exaltación en irracionalidad, o donde el dolor te desgarra, desnudando tu ira y liberando tus demonios. Yo contigo aprendí que entre la locura y la nada, prefiero mil veces la locura. Yo contigo aprendí que es preferible estar cubierto de horribles cicatrices antes que tener el bello rostro de la impavidez y la quietud. Yo contigo aprendí que de los cobardes es el reino de los cielos, porque el reino de la tierra es para los que tienen el valor de aceptar que la vida verdadera implica la responsabilidad de sus pecados. Que la belleza de la vida consiste en la capacidad de destruir para poder crear, es lo que tú me enseñaste. Lo malo ha sido que no te he podido destruir por completo y que lo nuestro no fue lo suficientemente hermoso y creador como a mi me gustaría pensar… Ni yo era tan bestial ni tú eras tan servil, es la realidad que yo me encargaré de cambiar literariamente. Así como otras cosas que no diré para no romper con el misticismo novelístico de tu personaje.
Pero más allá de algunos excesos que no has consentido, ni otros deseos a los que no te has sometido, tú fuiste el yermo que yo labré para sacar de tu tierra la más abundante cosecha. Te aré con yugo, látigo y mis propias manos, dejando todo mi sudor y mi alma… fui duro, es verdad, pero de qué otra forma podría alguien haber levantado una casa en el desierto?, de qué otra manera podría haber sacado tu diamante, si no es golpeando y destrozando el carbón y la roca?
Pero no me hagas seguir, no quiero justificar con metáforas mis pecados -como he sabido hacer tantas otras veces-, sólo admíteme que nadie jamás te dio ni te dará tanto como te he dado yo, a pesar de todo mi mal y mi traición.
Porque mi arte, tendrás que reconocer, consistió en darte todo de mi, en poner toda mi energía en ti, como el matador entrega su alma para poder vencer al toro. Lo que tú no sabías, ni yo tampoco, es que en mi ser estaba la condición de traidor. Así como tantas cosas he aprendido a costa tuya, he descubierto también que a fin de cuentas sólo eso soy: un traidor.
He traicionado mi vida entera al dejarte ir, traicionado los años de mi juventud dedicados a ti. He quemado la casa que levanté en el desierto, he perdido los diamantes que le robé a la montaña y he despedazado la escultura que forjé. Sé perfectamente por qué lo hice, pero eso es una de las pocas cosas inconfesables que ni la literatura me podrá sacar. Ahora no me duele perder la casa ni los diamantes ni la escultura, todo se acabó y en definitiva, así lo quise. Es una historia de la que me avergonzaré y me enorgulleceré cuando sea viejo. Lo que me duele es lo irreversible, el hecho de que ya nunca más podré volver a sentir las cosas como las sentí por primera vez contigo. Todo lo que venga de ahora en más ya habrá sido visto, todo estará ajado, todo será repetido. Tú te has llevado la pureza de las cosas nuevas. Entre los miles de caminos que podría haber elegido, elegí el tuyo y ya no puedo volver atrás, he caminado todo lo que he caminado a tu lado y entre las miles de vidas que podría haber vivido, elegí vivir lo más importante de mi vida contigo. Más allá de mis pecados, mi mal y mi traición, te he dado mi vida y eso no es algo que muchos hombres tengan el valor de dar.

Tú, mujer, te has robado mi juventud… recuérdalo cuando quieras venir a golpear mi puerta para cobrarte mi traición.

Lo que yo te quité no puedo devolvértelo ni puede ser reparado ni puede compensarse, es irreversible. Pero tú tampoco puedes darme el tiempo que yo te he dado a ti, ni la vida que te entregué. Así que digamos, literatura de por medio, que estamos saldados…

Ahora ya no quiero ser perdonado, quiero que continúe la cadena perpetua de la memoria, que seguirá castigándome con los recuerdos. Porque cuando tú entres a perturbar mis sueños, tendrás que darme lo que merezco por todo el mal que te he hecho, pero también por todo el placer y la belleza que te di. De la vida yo quiero recordarlo todo, la flor, la espina, el pinchazo, el dolor y la dulce boca que cura la herida…

Como buen traidor que soy he sabido escapar a tiempo, dejando atrás todas mis mentiras y traiciones, para empezar como un hombre nuevo con los labios limpios de sangre. Recorro nuevas ciudades con la mirada en alto, orgulloso en verdad como estoy de toda la vida que traigo conmigo, pero mantengo los ojos curiosos y mi mirada expectante, listo a dejarme llevar a nuevas aventuras, siempre dispuesto a perder la cabeza en una u otra locura.
En mi doble vida de traidor y aventurero, espero poder tener tiempo para perderme en más tormentas, en oscuras perversiones y en las más intensas novelas, mi alma no está cansada en lo más mínimo y aún puede recibir el azote de los más insoportables placeres y las más justas traiciones. Que la vida venga y me pase por encima, que el corazón de este criminal puede romperse aún muchas veces más…
Sólo espero que después de tantas tempestades y lascivias, yo tenga una muerte justa y termine mis días asesinado en la más indecente de las habitaciones del más recóndito lugar de este mundo maravilloso.





Rodrigo Conde




Comentarios

  1. Anónimo25/4/10

    Interesante. Primero hagamos una pregunta sincera: ¿es nietszcheano este texto? Luego sigamos. Propongo un ejercicio. Rastreemos palabras y analicemos que función cumplen en el texto. Empecemos por "pecado". Una palabra central. ¿Por qué? Porque se repite a lo largo del texto. Y dota de significado a la palabra "lujuría". ¿Qué es la "lujuría" sino un "pecado"? Fuera de los parámetros de la religión el deseo sexual no puede ser excesivo. Eso por empezar. Sigamos. Para la palabra "bestialidades" recomiendo el capítulo VII de la Etica Nicomaquea de Arístoteles. Urge la necesidad de una moral para comprender cabalmente su significado. En el texto las "bestialidades" hablan de las miserías de un hombre y no de la nobleza que Nietzsche le adjudicaba a sus "bestias rubias". Otra palabra: "pudor", que también tiene un valor retorico. Sigamos. Una frase: "nuestro adiós fue un oscuro ritual satánico". Tenemos un eje tematico. Y otra frase: "Confieso que fantaseé, en mis habituales noches de sueños inmorales". Conclusión: la moral otorga un sentido. Pregunta: ¿Qué sueño es inmoral? El texto presenta series de palabras (pecado-lujuría-inmorales) que se definen en relación a series ausentes: lo "indecible". Más que preguntar qué calla el texto habría que preguntar a partir de qué supuestos. Tenemos una alegoría reveladora: "estuve cerca de llevarte al séptimo infierno con tal de darte un final digno de un mártir". Aquí la serie infierno-mártir, una serie de iconos que son tributarios de la moral que subyace en todo el texto. El número siete. Vuelvo a citar: "Traicioné mi propia idea de darte la redención que te merecías." Después del infierno tan temido, del martirio, llega la redención. Se completa el círculo mitologico. Ni siquiera faltan las metáforas del fuego. Lo indecible de pronto aparece como una exclamación absurda, vacía de sentido, o como un jugueteo. "Forjar una escultura la mitad de digna que su original" es el postulado platonico por antonomasia, no en vano Nietzsche consideraba a la escultura como un arte apolineo. De a poco todo se condensa como si una dilucidación valiera más que mil imagenes. Alcanza con "describir fidedignamente lo que pasó" siempre y cuando se lo haga "ocultando por pudor las exageraciones". Es necesario un final que oculte una traición a la poesía: esa traición es el apego a la realidad. El texto continua con la serie a través del concepto de santidad. Como no podía ser de otra manera hay una evocación al cristo en la cruz que resucita "con" y no "al" amanecer. El momento de mayor tensión llega cuando lo indecible ya fue dicho. "Yo contigo aprendí que de los cobardes es el reino de los cielos, porque el reino de la tierra es para los que tienen el valor de aceptar que la vida verdadera implica la responsabilidad de sus pecados." Una frase engañosa que aparenta negar lo que exalta. Esa frase sólo puede leerse a través de un sistema que define la palabra "pecado" y contempla una división dicotomica del mundo: uno terrenal, el otro celestial. El texto construye una atmosfera vitalista que en contra de lo que podía creerse no es nietzscheana sino salvajemente cristiana, de un cristianismo que exalta el cuerpo sin negar el alma, como si el pecado fuese un leit-motiv que hace de la culpa una épica de la traición, y si le dice que Sí a todo lo vivido es porque asume el castigo como una forma de la redención ("ya no quiero ser perdonado, quiero que continúe la cadena perpetua de la memoria, que seguirá castigándome con los recuerdos"). Me interesa el texto. Es todo por ahora.

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  2. Interesante
    me siento muy identificada con tus escritos
    un saludo y una sonrisa
    www.mariposabuscafelicidad.blogspot.com

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  3. Anónimo9/5/10

    Hola Peregrino.
    Tus musas se despiertan al cruzar el océano recorriendo los viejos caminos. Alma vieja y sabia que expresa su sentir en esta nueva vida.
    Lo importante es vivir, a pesar de sufrir, lo importante es amar a pesar de renunciar, lo importante es reir a pesar de llorar, lo importante es tener que contar lo que vivimos.
    Sigue recorriento los placeres entre la locura y el pecado. Ya vendra el descanso del guerrero.
    No analices las palabras. No importa si es nietizcheano el texto. Escribe, solo escribe...

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  4. Hola!!!!
    Rodrigo, es un halago lo que leí, el de poder facilitarme fotos de tus viajes, claro que aportarían un montón, por lo que veos no sos una persona común, pero ya le buscare la vuelta para hacer que encajes en mi humilde blog, jijiji
    Mi correo es mirtam60@hotmail.com cuando tengas un ratito mándame las fotos y una leve explicación del viaje y si quieres una foto tuya, asi te conocemos….

    Gracias, mil gracias y un abrazo de oso.

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  5. Mirta, me halaga que te halaguen mis halagos (jaj!). Muchas gracias por dejarme participar en tu blog, porque me encanta la idea de www.personascomunes.blogspot.com, gente viajando por Argentina y el mundo contando sus historias de viaje. Yo aportaré mis historias y mis fotos de cómo me enamoré de Andalucía, pronto te enviaré el material a tu mail.
    Gracias por decirme que "no soy una persona común", me has robado más que una sonrisa.
    Pero más allá de las diferencias de nuestros blogs, lo importante es que ambos compartimos la pasión por la vida y la belleza del mundo...
    Abrazos!

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  6. Anónimo8/12/10

    Un traidor muy malo.Te estas portando muy mal...velos blancos,los pies de un Angel colgando en la cabecera de mi cama d princesa.Campanas,el sonido de las campanas,ya lo habiamos vivido...tu cur

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  7. Anónimo8/12/10

    "Tu exclava soy yo"
    .Me excito leyendo tus bestialidades.
    Dame mas quiero jugar con fuego no me das nada de miedo.

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  8. Anónimo8/12/10

    Jaja soy mucho mas buena y perversa que tu Rodrigo Conde.Esta noche tengo las pupilas inyectadas de tu olor...Tu sabor me gusta papi m dejaste solita y esta noche tu bebe quiere jugar...me das tu lengua dura y dulce.Papi!? Porfavor!?.Mua

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