Ey Dios
Ey Dios, no temas por nosotros
Cuando caiga tu casa, seguiremos aquí
Hemos vivido tanto tiempo sin techo
que no nos asusta andar bajo un cielo que no te tenga
Dios, no te preocupes -de verdad- estaremos bien
Muere en paz, tus hijos sobrevivirán
A los lobos y a la estupidez, al hambre y a la gula,
a la irrefrenable lógica de la mezquindad
y a la ilógica irrefrenable de la locura
Tantas guerras nos enviaste,
que ya nos hicimos soldados
Tantas veces nos mandaste tormentas,
que ahora somos navegantes
Y tantas veces que nos has desoído,
que ahora aprendimos a escucharnos
Tantas veces nos hiciste odiar,
que ahora nos amamos
Nos persignamos, es verdad,
para santificar nuestro cuerpo, alma y corazón
Decimos oraciones, cierto,
que son mantras para invocarnos
Festejamos en iglesias, aún,
para celebrar que estamos juntos y que creemos en nosotros mismos
Ey Dios, tantos golpes que nos diste
y nos hiciste más tiernos
Tantas veces que nos hiciste callar
y ahora hablamos más claro
Tantas cosas que nos prohibiste
y ahora no conocemos la vergüenza
ni la culpa de eso que decías que era pecado
Dios, no escarmentamos
volvimos a construir las ciudades que destruiste
y no nos importa que puedas volver a arrasarlas,
cuando quieras
Todavía nos juntamos entre cuatro paredes,
entre amigos o amores,
a reír, a ayudarnos, a soñar grandes planes...
Dios, no escuchamos tus advertencias
Todavía formamos familias y tenemos hijos
y tenemos fe en un futuro más grande, más brillante,
más fuerte...
Cuando caiga tu casa, seguiremos aquí
Hemos vivido tanto tiempo sin techo
que no nos asusta andar bajo un cielo que no te tenga
Dios, no te preocupes -de verdad- estaremos bien
Muere en paz, tus hijos sobrevivirán
A los lobos y a la estupidez, al hambre y a la gula,
a la irrefrenable lógica de la mezquindad
y a la ilógica irrefrenable de la locura
Tantas guerras nos enviaste,
que ya nos hicimos soldados
Tantas veces nos mandaste tormentas,
que ahora somos navegantes
Y tantas veces que nos has desoído,
que ahora aprendimos a escucharnos
Tantas veces nos hiciste odiar,
que ahora nos amamos
Nos persignamos, es verdad,
para santificar nuestro cuerpo, alma y corazón
Decimos oraciones, cierto,
que son mantras para invocarnos
Festejamos en iglesias, aún,
para celebrar que estamos juntos y que creemos en nosotros mismos
Ey Dios, tantos golpes que nos diste
y nos hiciste más tiernos
Tantas veces que nos hiciste callar
y ahora hablamos más claro
Tantas cosas que nos prohibiste
y ahora no conocemos la vergüenza
ni la culpa de eso que decías que era pecado
Dios, no escarmentamos
volvimos a construir las ciudades que destruiste
y no nos importa que puedas volver a arrasarlas,
cuando quieras
Todavía nos juntamos entre cuatro paredes,
entre amigos o amores,
a reír, a ayudarnos, a soñar grandes planes...
Dios, no escuchamos tus advertencias
Todavía formamos familias y tenemos hijos
y tenemos fe en un futuro más grande, más brillante,
más fuerte...
Rodrigo Conde
Comentarios
Publicar un comentario