Soñar luz en la oscuridad



Tantas veces estuve acariciando la oscuridad como si fuera un gato o un oso de peluche nuevo, que ahora hasta me sorprende del poco miedo que sentía. Jugaba como un niño entre serpientes, es verdad que ninguna quiso morderme, pero siempre merodeaban en cualquier lugar que yo fuera. Me sentía especial, creo, era un habitante de las fronteras y siempre había alguien que se acercaba con su pizca de maldad queriendo convidarme. No importaba aparentar ser serio, distante, era como si ellos pudieron ver en mis ojos eso que estaban buscando. Yo nunca me quedaba quieto, me movía de un sitio a otro sin dejar muchos rastros, un poco a la deriva, un poco escapando. Creo que perderme tantas veces fue un juego que hice adrede, por el placer que da perderse entre mundos difusos, jugueteando con ambos lados. 
Ahora, en retrospectiva, entiendo cosas que escribía antes, sin estar totalmente consciente de su significado, porque sólo tiraba las palabras como si fueran dados: "Siento los indicios de la luz guiando mi locura", decía, aunque estaba rodeado de oscuridad. Recién ahora tomo consciencia de lo naufrago que fui, de los peligros que sorteé. Pero algo hubo que me hizo creer en la luz, aunque no la hubiera. 
Era yo que intuía la luz que vendría o era la luz la que me invocaba, buscando salvarme? No lo puedo saber con certeza, sólo sé que soy un sobreviviente, sólo sé que estuve en peligro, muchas veces. Siento la fortuna del sobreviviente y me lleno de alegría, porque no son muchos los que tienen mi suerte. Pero no puedo mirar hacia atrás como quien mira una tormenta que dejó en el camino, la oscuridad nunca es pasajera, habita dentro de los rincones más iluminados de las ciudades, se esconde hasta en las calles más tranquilas, en las veredas solitarias o en las peatonales atestadas. La oscuridad crece en donde haya un poco de vida que pueda alojarla. 
Nunca podré estar tranquilo. Cuando estuve rodeado de oscuridad yo sobreviví soñando con luz, pero ahora que todo parece tan claro y diáfano, que todo se ve tan tranquilo, quizá esté creciendo la oscuridad a un costado de mí, sin que yo me dé cuenta.


Rodrigo Conde




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